jueves, 12 de septiembre de 2013

UNA CAOBA TRIUNFANTE

    La caoba en Quintana Roo
De tronco, recto y ligeramente acanalado, reforzado en muchas ocasiones por estribos o crestas sobresalientes en la base, con una altura que varía entre los 40 y 70 metros, la Caoba es considerada la especie maderable más valiosa de América. Se le conoce desde la época prehispánica como un árbol que crece de manera natural en nuestro país y es una de las más cotizadas pues produce una madera con cualidades excepcionales.
Sus ramas, pocas por lo general, gruesas, ascendentes y algo torcidas, son revestidas por un follaje moderadamente denso, el cual forma una copa abierta y redondeada. Algunas, sobre todo las principales, están muy bien formadas, es decir, tienen menos curvas y llegan a medir hasta 1 ó 3 metros de altura y le sirven al árbol como contrafuertes.
Su aroma fragante y agradable, su peso medio, su brillo, su color rojo oscuro y el hermoso veteado que adquiere cuando se pule, pueden conquistar a cualquier persona. No en balde se trata de una madera fina, dura, exótica y de una belleza asombrosa, con materias colorantes e incrustantes, muy densa y que puede cortarse con facilidad en láminas delgadas y utilizarse en ebanistería. Por estas características únicas la caoba se convierte en un recurso altamente apreciado y codiciado. Su explotación ha dado paso a una tala excesiva e ilegal que con frecuencia deriva en diversos conflictos.
Ya desde los tiempos de la colonia, esta especie ha sido explotada, al extremo que el establecimiento de la colonia inglesa en Belice tiene su razón de ser debido a esta especie, de tal manera que fueron los ingleses los que iniciaron su explotación en el Norte de Guatemala, por ser una de las industrias más importantes de ese entonces que se ha remontado hasta los tiempos actuales; en el comercio se le conoce como “Honduras” Mahogany: Caoba de Honduras. A los arboles cuya madera permite obtener las más bellas figuras se les ha denominado vulgarmente como “Coralillo”.
Si el árbol de la caoba pudiera hablar, lo haría a través de su corteza. Gruesa, agrietada, ampliamente fisurada, con costillas escamosas y alargadas, los profundos surcos de esta piel parece delatar las palabras, las historias y las experiencias de su vida.
Su color cambia en tonalidades que van del pardo al moreno grisáceo; por dentro es roja y fibrosa. Igualmente de estos atributos el árbol posee flores pequeñas, aromáticas, con pétalos verde amarillentos que de los meses de abril a junio producen una dulce fragancia.
Del mismo modo cuenta con frutos, que son cápsulas leñosas, de color moreno-rojizo, que cuelgan abriéndose de manera natural, con numerosas semillas de sabor amargo y astringente. Estos frutos maduran de noviembre a enero.
La caoba es un árbol que exige mucha luz, por lo que en bosques los ejemplares alcanzan siempre las mayores alturas sobre otras especies. En ocasiones forma conjuntos uniformes de estructuras homogéneas, los cuales se pueden encontrar, por ejemplo, en los bosques tropicales de Quintana Roo.
Puede ser encontrada en las selvas altas siempre verdes de los estados de Veracruz, Puebla, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Chiapas y Oaxaca. Se desarrolla de preferencia en suelos de origen calizo o aluvial que pueden llegar a presentar problemas de drenaje.
La principal limitante de esta especie es el ataque del gusano barrenador de la meliaceas Hipsiphyla grandella zeller, que al atacar la yema (rudimento de brote que se forma habitualmente en la axila de una hoja y que suele estar protegido por una serie de catáfilos u hojillas con forma de escamas), deforma los fustes o talles y les causa bifurcaciones.
Históricamente, y en gran medida todavía, la caoba ha sido aprovechada mediante el método selectivo, extrayendo los árboles más grandes y rectos. Por ser un pionero longevo, en caobales maduros casi no hay árboles jóvenes. Por lo tanto, la remoción de los árboles grandes se convierte en un sistema no sostenible. La fijación de tamaños mínimos de corte es a veces presentada como manejo sostenible; no obstante, lo único que hace es posponer unos años más la eliminación permanente de la especie del rodal.
La regeneración natural de Caoba, al igual que las otras de su género, depende de la presencia de fuentes de semilla y condiciones aptas para la germinación y desarrollo posterior. En este sistema, la reposición se estimula dejando un dosel abierto de árboles semilleros, para así asegurar la fuente de semilla y a la vez la suficiente luz para permitir el desarrollo consecutivo de la regeneración. Posteriormente, por el alto valor de su madera, podría justificarse un manejo intensivo; uno de los objetivos es el aumento sensible en el número de árboles de la especie por hectárea.
Por lo que no es de gratis que la imagen de una caoba de la selva mexicana con sus hermosas características haya sido la ganadora del Concurso Nacional de Fotografía Centinelas del Tiempo, Árboles Majestuosos de México, que en su primera edición, Reforestamos México, asociación civil de Grupo Bimbo, con el patrocinio de Barcel y la participación de Laboratorio Mexicano de Imágenes, Terreno Baldío de Arte, Ojos que Sienten, Sierra Madre y el Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), hicieran posible este concurso que contó con la participación de más de mil 200 registros fotográficos, meta que se busca superar en el próximo concurso.
Cuyos objetivos fueron contar con un registro de los árboles majestuosos de México; de igual manera fomentar en la sociedad una cultura forestal de respeto y admiración a los árboles; asimismo crear un vínculo entre la cuestión forestal, el ámbito cultural y artístico e identificar a los árboles de mayor aptitud genética.
Cabe resaltar la importancia de este tipo de concursos ya que nos permiten plasmar en imágenes las miles de grandiosas caobas que hay en nuestro país.

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